Contemplación y silencio como herramientas diarias de descanso
Bajar el estrés parece una tarea complicada cuando se vive en un mundo en caos; sin embargo, existen herramientas al alcance de todos, dos de ellas son la contemplación y el silencio. ¡Conócelos!
El silencio sanador no es la ausencia total del sonido, ni una cabina de aislamiento acústico. Si lo pensamos bien la naturaleza en su estado más puro, jamás tendrá un silencio absoluto. Será común escuchar la lluvia, el viento, las aves, etc.
Reconectar acústicamente con la naturaleza es un bálsamo para el sistema nervioso. El silencio de la vida agitada de las grandes ciudades o de máquinas creadas por el hombre nos ayuda a descansar y aumentar la vibración personal, ofrece la posibilidad de conocernos, además de aclarar los pensamientos y darnos seguridad ante la toma de decisiones.
Tomarte una pausa silenciosa y sólo dedicarte a contemplar lo que hay a tu alrededor es una manera de amarte y desconectarte del engaño personal que representa el estrés de la realidad y la saturación de estímulos.
Ejercicios rápidos:
En una reunión o lugar estresante, tómate conscientemente 5 minutos sin hablar e intervenir en la situación. Sólo contempla y mira lo que hay a tu alrededor como si fueras un simple espectador de la escena. Corta sentimientos y sólo dedícate a mirar.
Cuando te encuentres en estrés, deja de hacer lo que estás haciendo y dedícate a escribir todo lo que sientes en una hoja. Vaciando todos los sentimientos negativos (si tienes audífonos cerca, utilízalos para escuchar una música de relajación de fondo).
Regálate tiempo para leer un texto que te guste, que resuene contigo de manera positiva. Que te haga elevar tu vibración.
Sal a caminar y camina con lentitud, meditando cada paso, llevando un compás que te permita disfrutar de la experiencia.
Contempla sonidos de la naturaleza, la próxima vez que llueva apaga cualquier aparato electrónico y sólo escucha el sonido de la lluvia.
Planea momentos de desconexión en un lugar seguro. Haz pausas de 30 min a 1 hora sin luz artificial, sin sonidos de máquinas y aromaterapia.
¡El mejor regalo que puedes hacerte es contemplar que estás viva!