Suele sonar como una contradicción: ¿se puede ser amable y empático al mismo tiempo que se ponen límites de manera clara?
Decir NO y seguir siendo amistoso es perfectamente posible. De hecho, es una forma de practicar el amor amable hacia ti mismo y hacia los demás.
La bondad amorosa no significa que te desgastes, malgastes tu energía y pongas todo tu esfuerzo por ayudar a otras personas o por caer bien.
En el budismo se le conoce como Metta, a la forma en la que la bondad amorosa es clave, significa desear que otra persona sea feliz, que encuentre su camino hacia una forma de vida más ligera.
Es una actitud que puedes practicar sin decir cosas que no quieres. La primera parte de la meditación metta es: "Que (yo) sea feliz, que esté bien, que esté seguro".
En la segunda parte, deseas lo mismo a otra persona.
En la tercera parte, deseas lo mismo a todo el mundo.
Por eso metta tiene que ver con la totalidad y la unidad. Deseas el bienestar de todos los seres vivos, incluido tú mismo.
La bondad amorosa también incluye decir: “no, en este momento no puedo ayudarte, pero deseo para ti que tus necesidades sean satisfechas”.
7 formas de decir “no” de manera empática
1. Mira a la persona a los ojos, ponte firme y habla con claridad. Haz contacto con su mirada, visualizando que le hablas a su energía (alma).
2. Si inmediatamente tu respuesta será "no", exprésalo de inmediato. Si esperas y respondes más tarde, es no respetar su energía y aplazar la decisión, solo aumentará expectativa y tensión al evento. Si aún no has decidido, pide un tiempo para pensar.
3. No utilices palabras como "tal vez" o "más tarde" cuando lo único que quieres decir, es que no (solo estás engañando a tu mente).
4. Puedes expresar la razón para decir que “no” de forma positiva, agradeciéndoles la confianza que han depositado en ti al hacerte esta pregunta.
5. Da una razón para decir que no, y apégate a ella. Sé breve y sencillo.
6. Si alguien sigue insistiendo, explícale amistosamente que eso te hace sentir incómodo.
7. Deja espacio para la posible decepción de esa persona, reconociéndola y sin juzgarla, pero no la conviertas en tu problema.